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Credo Apostólico

El credo más antiguo y universal de la Iglesia cristiana

Credo Apostólico

Creo en Dios Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra.


Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra del Espíritu Santo, nació de la virgen María, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la diestra de Dios Padre Todopoderoso, desde donde vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos.


Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.

Historia y Origen

El Credo Apostólico es el credo más antiguo y universal de la Iglesia cristiana. Aunque no fue escrito directamente por los apóstoles, refleja fielmente la enseñanza apostólica y se desarrolló gradualmente en los primeros siglos de la Iglesia.

Su forma actual se estableció aproximadamente en el siglo VIII, pero sus raíces se remontan a las confesiones bautismales de la Iglesia primitiva. Los nuevos creyentes recitaban este credo al ser bautizados, declarando públicamente su fe en la Trinidad.

Estructura Trinitaria

El credo está organizado en tres secciones principales, correspondientes a las tres personas de la Trinidad:

1. Dios Padre

"Creo en Dios Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra"

  • Padre: Expresa la relación íntima y amorosa de Dios con su pueblo
  • Todopoderoso: Enfatiza el poder absoluto de Dios sobre toda la creación
  • Creador: Afirma que Dios es el origen de todo lo que existe

2. Dios Hijo (Jesucristo)

La sección más extensa del credo, que abarca toda la obra de Cristo:

  • Encarnación: "fue concebido por obra del Espíritu Santo, nació de la virgen María"
  • Pasión: "padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado"
  • Descenso: "descendió a los infiernos" - proclama la victoria de Cristo sobre la muerte
  • Resurrección: "al tercer día resucitó de entre los muertos"
  • Ascensión: "subió a los cielos y está sentado a la diestra de Dios Padre"
  • Segunda Venida: "desde donde vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos"

3. Dios Espíritu Santo

"Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna"

  • Iglesia: La comunidad de creyentes unida por el Espíritu
  • Comunión de los santos: La unidad espiritual de todos los creyentes
  • Perdón de pecados: La obra continua de gracia en la vida del creyente
  • Resurrección y vida eterna: La esperanza final de los creyentes

Significado Teológico

El Credo Apostólico es más que una simple declaración de fe; es una confesión que:

  • Define la ortodoxia: Establece los límites de la fe cristiana verdadera
  • Une a la Iglesia: Proporciona un fundamento común para todos los creyentes
  • Protege contra herejías: Refuta las falsas enseñanzas sobre Cristo y la Trinidad
  • Guía la adoración: Orienta nuestra alabanza hacia el Dios verdadero
  • Forma la identidad: Nos recuerda quiénes somos como pueblo de Dios

Uso en la Iglesia

El Credo Apostólico se utiliza en:

  • Servicios de adoración: Como confesión congregacional de fe
  • Bautismos: Como declaración pública de fe
  • Educación cristiana: Como herramienta de enseñanza doctrinal
  • Devoción personal: Como meditación sobre las verdades fundamentales
  • Unidad ecuménica: Como punto de encuentro entre diferentes tradiciones

Relevancia Contemporánea

En un mundo de relativismo y confusión espiritual, el Credo Apostólico nos ancla en las verdades eternas del evangelio. Nos recuerda que nuestra fe no se basa en sentimientos o experiencias subjetivas, sino en hechos históricos y verdades objetivas reveladas por Dios.

Al recitar este credo, nos unimos a millones de creyentes a lo largo de la historia que han confesado la misma fe, y nos conectamos con la Iglesia universal de todos los tiempos y lugares.

"Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre" (1 Timoteo 2:5).